Jordania, un país más allá de Petra
El sol de Oriente Medio nos dio los buenos días algo antes de las 7 de la mañana. Tras un desayuno que no llegaba y 10 platos después, nos aventuramos a recorrer la carretera Desierto del Este, dirección Irak: Jordania, más allá de Petra.
Jordania es un país relativamente pequeño, con algo más de 10 millones de habitantes (concentrados mayoritariamente en su capital, Ammán) y una expansión comparable a Portugal. Jordania es una isla de relativa calma rodeada de mares revueltos y eso la ha convertido en un destino preferente cuando hablamos de Oriente Medio.
Seguramente sabrás que lo que hizo que Jordania se convirtiera en un destino turístico relevante fue la inclusión de la antigua ciudad de Petra en la lista de Maravillas del Mundo Moderno el 7/7/2007 (dato para los amantes de la numerología ;). Desde entonces, el país ha duplicado prácticamente el número de visitantes hasta llegar a los más de 4 millones en 2019 (datos pre-Covid19). Muchos visitantes llegan a Jordania después de haber visitado Egipto o Israel con el único objetivo de ver Petra. ¡Craso error! Jordania tiene mucho que ofrecer más allá de Petra. Sigue leyendo y verás por qué.
La carretera del Desierto del Este quizás se trate de una de las carreteras principales de Jordania en peor estado, marcada por frecuentes controles policiales y militares (no es de extrañar por su comunicación con Irak). Sin embargo, el control estaba destinado a los autobuses públicos y otros vehículos. Al turista lo dejan tranquilo (¿tú también eres de los que se pone nervioso en un control?).
Después de una hora, a 85 km de la capital, Ammán, nuestra primera parada en Jordania no serían otros que los castillos del desierto.
Los Castillos del desierto en Jordania: el placer Omeya
Que los Omeyas se lo pasaban bien durante su Califato no es un secreto para muchos de los que nos dedicamos a la Historia andalusí. Verlo con tus propios ojos, es otro cantar.
En algún blog de viaje leí que los castillos del desierto no merecían la pena, en otros, que fue toda una decepción, y es que muchos se concentran en visitar Petra. ¿Mi opinión? Jordania es mucho más que Petra, así que sí o sí tenía que incluirlos en el itinerario.
Y es que, a pesar de ser construcciones sencillas en apariencia, cuya piedra arenisca provoca los espejismos propios del desierto (es increíble como las distancias y proporciones te juegan una mala pasada), estos castillos son la prueba viva de que los Omeyas se lo pasaban bien, muy bien, durante su Califato. Al más estilo Borbón, en sus pabellones de caza abunda la figura femenina: desnuda y rolliza. Como si de un lienzo de Rubens para Felipe IV se tratara (encuéntralos en el Museo del Prado), la desnudez y la elegancia clásica decoran el Castillo Qusayr Amra (o Castillo rojo), Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, al gusto de Al-Walid II.
Estos frescos de principio del siglo VIII dejan perplejo, sin duda, a todo aquel que relaciona Omeya con los gobernantes de Al-Ándalus y con la antigua Mezquita Omeya de Córdoba, y es que el arte islámico en sus orígenes más se debe al arte bizantino (arte cristiano de influencia greco-latina) que a la ortodoxia islámica posterior.
¿Quieres saber cuáles son los orígenes de los Omeyas, dónde reinaron y por qué construyeron los castillos del desierto? Descubre más sobre esta apasionante historia medieval y su relación con el arte bizantino próximamente. ¡Regístrate en el blog y te llegará a tu email!
Dirección sur, frontera con Arabia Saudí, se extiende el gran Wadi Rum, considerado uno de los mejores desiertos del mundo.
Desde los castillos del desierto, desandamos el camino hasta las afueras de Ammán para esta vez tomar el desvío hacia la carretera del Desierto. Dirección sur, frontera con Arabia Saudí, vamos en busca del gran Wadi Rum, considerado uno de los mejores desiertos del mundo.
El Gran Desierto de Jordania: Wadi Rum
Después de 4 horas al volante siguiendo la lógica del código de circulación no escrito (las señales entre carriles a penas son visibles y los cambios de sentido más prácticos que seguros), nos encontramos en el centro de visitantes con nuestro guía en Wadi Rum, Mahmoud. Un beduino que hizo de nuestra estancia una para no olvidar. Porque un buen guía siempre marca la diferencia en tu viaje (¿Te he contado ya que soy guía oficial de turismo?)
Wadi Rum es un área protegida, por lo que el paso por el centro de visitantes es obligatorio, o normalmente lo es. Una vez allí, debes registrarte y pagar la entrada de 20 JOD (unos 25€. Es gratis si se dispone del Jordan Pass, un pack que por 70-80 JOD o 100 € incluye los monumentos más importantes así como el visado obligatorio).
Pequeño aviso a navegantes: Jordania no es un destino barato, no. Actualmente (invierno 2022), el dinar jordano tiene un valor superior al € y al dólar americano, y los precios al turismo son medios-altos si buscas cierta comodidad. Si quieres viajar barato, ¡el plan mochilero nunca falla! Una buena opción es viajar en temporada baja, de noviembre a marzo, donde al menos el precio del alojamiento se reduce considerablemente. Y si tienes suerte como yo, te ofrecerán lo mejor sin pagar la diferencia. ¡Ventajas de viajar en pandemia!
Prepárate para soñar
Wadi Rum es un espectáculo natural de imagen y sonido. Los colores y la luz cambiante dependiendo de la posición del sol, las montañas rocosas colosales, testigos milenarios, el sonido de las aves, la cultura beduina que celebra la lluvia a golpe de té y barbacoa. Ese primer impacto que te hace mirar a todo tu alrededor con el deseo de que se quede grabado en tu pupila para siempre sin necesidad de tomar fotos. Boquiabierta ante la inmensidad de lo inmenso, da paso, poco a poco, a la sencillez.
A mí me fascinan los desiertos (Lee el post sobre el desierto de Merzouga) Lo sencillo de sus gentes, de la vida en Wadi Rum village, lo sencillo del ser humano en combinación con la naturaleza. No hay más secreto que ese.
Fuertes como las montañas, suaves como la arena y libres como el viento del desierto.
Dicho popular beduino
Contando mi experiencia a una amiga me dijo que ella habría tenido miedo al sentirse en mitad de la nada, sin nada ni nadie más a kilómetros a la redonda. Sin embargo, Wadi Rum es de esos lugares en el mundo en el que he sentido una paz infinita, me sentía absolutamente presente. Todo estaba bien. Solo había que disfrutar. Un paraíso para los estresados europeos.
Experiencias en Wadi Rum
Sin duda, se necesita pasar más de una noche para sentir la experiencia del desierto. Para explorarlo puedes elegir desde una excursión en jeep (al ser una zona protegida necesitarás de un guía con licencia para poder explorarlo), a un paseo en camello, caballo, escalada, senderismo o simplemente vivir como un nómada durante un día alrededor de una fogata improvisada…mil y una aventuras te esperan en el gigante Wadi Rum.
En cuanto al alojamiento encontrarás muchísima oferta. Los hay muy diversos, desde humildes tiendas de campaña, hasta «tents» o especie de bungalows o las lujosas «bubbles» o burbujas.
Los precios también varían mucho, recuerda que Jordania no es un país barato y si pagas muy poco en Wadi Rum no esperes comodidades. La calidad en la comida que ofrecen o tener agua caliente en mitad del desierto dependen del precio. Más tarde, estando ya en Petra, conocí a varios españoles y ninguno tuvo buena experiencia en cuanto a alojamiento en el desierto. Mi consejo como profesional del turismo: merece la pena invertir un poco más en esta parte de Jordania y asegurarse de tener un buen guía.
Si quieres saber en qué hoteles me alojé, el contacto del guía, la empresa de alquiler de coches, etc. mándame un email a info@mindyourguide.com y te mando la info del itinerario 😉
Destino Petra
Después de 3 días y 3 noches en el Desierto de Wadi Rum, emprendemos la marcha hacia la siguiente etapa: Petra (lee el artículo de Petra aquí), la ciudad rosa, seguida de Karak, Madaba y el Mar Muerto. La carretera de los Reyes nos espera.
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