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Petra, la ciudad rosa. Capital de los nabateos

Elena Taboada/Posted on /Comentarios desactivados

Nos despedimos de Wadi Rum (lee aquí la primera parte del viaje a Jordania) después de un desayuno abundante y nos dirigimos a emprender la siguiente etapa hacia Petra, la antigua ciudad rosa. Capital de los nabateos.


La carretera del desierto, en muy buen estado, nos adentraba más y más hacia el este en una zona árida salpicada de pequeñas poblaciones. La altura no dejaba de aumentar y, poco a poco, la nieve hizo presencia. A lomos de colinas nevadas, visitantes y locales disfrutaban del paisaje. Familias jordanas (era un jueves, fin de semana en Jordania), paraban sus coches para jugar con la nieve y hacer algún que otro muñeco. Todos se saludaban entre ellos haciendo tocar el claxon. Parece que allí, igual que aquí, la nieve es todo un juego cuando se deja ver en zonas secas.

nieve en Jordania
Nieve de camino a Petra

Cada vez más cerca de Petra

En poco más de una hora, dejando atrás otros pequeños pueblos, salpicados de cúpulas y pájaros en el cielo, llegamos a nuestro destino: Wadi Musa. El valle que se extiende a los pies de Petra, la ciudad rosa, cuyos habitantes viven directa o indirectamente de esta Maravilla del Mundo Moderno.

Wadi Musa

Primeros contactos en la Ciudad Rosa

Raed fue nuestro siguiente anfitrión. Un hombre de ojos bien saltones y sonrisa amplia era el dueño del hotel en el que nos alojaríamos (siempre busco negocios locales). Después de tomarse su tiempo en explicarnos y aconsejarnos muy bien sobre nuestra visita a Petra, nos llevó a la mejor habitación que tenía, desde dónde disfrutaríamos del siguiente e imponente atardecer sobre Petra, la ciudad rosa.

Si quieres saber los consejos de un local y una guía de turismo, subscríbete al blog o manda un email a info@mindyourguide.com y te cuento.

atardecer wadi musa
Atardecer en Petra desde la habitación del hotel

¿Preparados para la aventura en Petra?

Nada te prepara para visitar Petra, o mejor dicho, para sentir Petra. Ni para sentirte tan pequeño.

La aventura comienza con jinetes al galope que van y vienen entre el centro de visitantes y el desfiladero a la espera de algún turista cansado. Si no, 20 minutos tediosos y expectantes te esperan. Hasta que al fin, comienzan las sombras. Las rocas retorciéndose, muestran formas sospechosas sobre ti. Te invitan a seguir avanzando, a pesar de llevar ya para entonces 40 min andando. Ni rastro de las fotografías que había visto en Instagram.

desfiladero en Petra
Desfiladero de Indiana Jones

El desfiladero de Indiana Jones es un verdadero viaje en el tiempo, salpicado por beduinos aquí y allá, arriba y abajo, como tiradores apostados en las alturas que te dan la bienvenida, algunos, no sin cierto recelo. Otros están dispuestos a ofrecerte un té, un burro, un caballo o un camello si hiciera falta. Los tiempos de la Covid-19 han sido difíciles por estos lares también.

Petra o la ciudad rosa, definitivamente

Anduvimos casi en silencio todo el trayecto a través del desfiladero, absorbiendo los colores de Petra: rosa, naranja, marrón, piedra veteada verde y azul…con la nitidez de la retina, imposible para una lente. Pronto el tesoro milenario de Petra, la ciudad rosa, se asomó al fondo del desfiladero. Las voces de los niños locales nos anunciaban que habíamos llegado: Al Khazana o el Tesoro.

petra la ciudad rosa
Llegando al Tesoro

Alcé la mirada y la tremenda portada excavada en la piedra de 40 metros de alto me pareció gigante. E intrigante. Cuenta la leyenda que en todo lo alto alberga el tesoro de un antiguo faraón. A un lado y a otro, los locales ofrecían una mejor vista desde las alturas a cambio de dinero (cuidado con las triquiñuelas a los turistas. Petra es, sin duda, el sitio más turístico de Jordania, también en el peor sentido de la palabra.)

Pero el Tesoro es sólo el principio de Petra, una especie de fachada de toda una ciudad que se abre a la imaginación de cualquier curioso. La siguiente obra de arte: el teatro.

Lo que esconde El Tesoro

A los pies del «Alto lugar del sacrificio», otro punto solo accesible para aquellos en forma, se abre el teatro. El único teatro en el mundo totalmente excavado en la piedra. Remodelado por los romanos, llegó a tener capacidad para 4000 espectadores.

Teatro en Petra
Acceso a Qasr al-Bint
petra
Calzada romana

Un poco más adelante, pasando el antiguo mercado de Trajano (¿Os habíais imaginado tanta huella romana en Petra?), se intuyen las ruinas del Gran Templo. Es el templo más grande de Petra, de estilo clásico, aún hoy se hace difícil imaginar la magnitud del mismo sobre 7.000 metros cuadrados junto a las antiguas columnas de 18 metros de altura.

petra gran templo
Columnas del Gran Templo, Petra

De vuelta al camino central, nos espera la gran pasarela rodeada de columnas que pasamos esquivando burros de carrera y camellos pesados y majestuosos en su lento caminar. A lo lejos, unas construcciones misteriosas excavadas en la montaña atraen la atención de cualquier visitante: las Tumbas Reales. Un total de cuatro tumbas colosales rodeadas de antiguos jardines, columnas, reservas de agua para los incontables nichos. Toda una ciudad funeraria en el interior de la montaña cuyo recorrido completo bien merecen dos horas y unas buenas zapatillas.

La sorpresa detrás de Petra

Pero para los buenos caminantes, el desafío aún está por llegar. En los confines de Petra se levantan montañas imponentes que impiden el paso directo hacia Ad Deir o el Monasterio, lugar sagrado destinado a los religiosos. Excavado en la cara opuesta de Petra, hará falta subir más de 800 peldaños, agua y fe absoluta en que merecerá la pena. Como casi siempre, el camino será el protagonista, más que el destino en sí.

Camino del Monasterio, Petra

45 minutos de vistas increíbles sobre la ciudad rosa y Wadi Musa. Colores fascinantes y unos cuantos tenderetes beduinos que hacen la subida más llevadera. «Quedan 10 minutos», «Quedan 5 minutos», «Quedan 3 minutos»… y así con el ingenio de las comerciantes, en su mayoría mujeres viviendo en lo alto de las montañas y su español refinado para vender «más barato que el mercadona» (sí, la fama del Mercadona ha llegado hasta Petra), el ascenso llegaba a su fin.

Por un momento, me creí la prota de un vídeo juego, el entorno no era para menos. Aún me quedaba vida y fuerzas para llegar a la última pantalla. ¿Vienes conmigo? Estás cerca de la meta. Sigue leyendo para avanzar.

Ad Deir o el Monasterio

El Monasterio se alzaba al fin ante una gran explanada. Más grande aún que el Tesoro, sin duda, había merecido la pena.

Fachada del Monasterio

El Monasterio, como tantos otros lugares en Petra, había sido renombrado en la época bizantina, en pleno apogeo cristiano. Los edificios nabateos y posteriormente romanos quedaban bautizados, algunos convertidos en iglesias hasta que los sucesivos terremotos dejaron la ciudad extinta.

En nuestro camino de vuelta, nos desviamos unos metros cuesta arriba (¡hay que estar en forma para visitar Petra!) en busca de la iglesia bizantina. Construida en torno al siglo V y destruida por los sucesivos terremotos, sus mosaicos son muestra de la riqueza que llegó a atesorar. ¡Bien vale la pena el desvío, y de paso, algún amigo nos saluda!

burros en petra la ciudad rosa
A los pies de la iglesia bizantina. Al fondo, el Gran Templo
mosaicos en Petra
Mosaico en iglesia bizantina de Petra

Al fin, después de jornada y media y unos 40 kilómetros recorridos en el gigante yacimiento, nos volvemos a encontrar frente a la fachada del Tesoro con la misma satisfacción de la de aquel que encontró el cáliz sagrado.

Y tú, ¿Qué has encontrado?

¿Yo? Iluminación

indiana jones y la última cruzada
petra la ciudad rosa